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Siempre que salgo a la calle, miro a todas las chicas en busca de una futura estrella porno, ya que soy una especie de caza talentos. Un día me fijé en una joven tailandesa que hablaba alemán y que daba mucho morbo por su aspecto exótico. Al principio solo quería que posase para mi, aunque ella no estaba muy por la labor. Finalmente logré convencerla, pero cuando la tuve desnuda en mi piso pasé al siguiente nivel, hasta lograr que me comiese la polla y grabase su primera escena porno, donde demostró de lo que es capaz en la cama.