0 visitas
Antes de hacer nada, esta madurita quiso un masaje relajante y su joven amante no dudó en dárselo. El chico manoseó las curvas de la señora, hasta dejarla embadurnada en aceite. De repente ella echó mano de su rabo y se lo llevó a la boca, para sacarle brillo y dejarlo bien preparado. Y es que la madura estaba ansiosa por recibir un buen polvo y al final, consiguió lo que buscaba.