0 visitas
La primera vez que me comí una polla, fue una mezcla de sensaciones, ya que al principio no me gustó pero luego le cogí todo el gusto. De hecho ahora se ha convertido en mi obsesión y para muestra, las mamadas que les metía a este grupo de chicos, que me follaron la garganta hasta llevarme a sufrir arcadas. Todos se turnaron para dejarme sin respiración y yo, esperé ansiosa mi recompensa en forma de bukkake.